Cuidar a personas con enfermedades que ocasionan dependencia es una tarea compleja que incluye actividades variadas: cuidados básicos (cocinar, limpiar…), sanitarios (curas, medicación, movilización…), cuidado de las relaciones, del ambiente, apoyo emocional… De alguna manera, conlleva un exceso de tareas y una sobrecarga emocional que suele afectar a la propia vida. También puede constituir, para quien cuida, una experiencia de desarrollo personal y satisfacción.
CONSECUENCIAS EN LA SALUD DE LA PERSONA CUIDADORA
Muchas personas desean cuidar a su familiar en el domicilio, sin embargo, diversos factores sociales dificultan enormemente esta tarea: personas cuidadoras envejecidas, familias reducidas, incorporación de la mujer al mercado laboral, coste de los cuidados formales… Normalmente es una única persona la que asume la mayor parte de la responsabilidad de los cuidados, suele ser: mujer, de entre 45 y 65 años, casada, comparte domicilio con la persona cuidada, etc. Aunque esto está cambiando en los últimos años hacia un mayor reparto entre los y las familiares del cuidado y de las responsabilidades.
Se ha visto que las consecuencias del cuidado en la salud de las personas cuidadoras pueden ser: cansancio, deterioro de la salud, no disponer de tiempo para sus autocuidados, sentimientos de depresión, toma de medicación…
Es importante procurar un equilibrio entre cuidar y cuidarse.
ESCUELA DE SALUD NAVARRA Y ESCUELA DE CUIDADOS
La Escuela de Salud Navarra coordinada desde el Instituto de Salud Pública, está formada por la Escuela de Madres y Padres, Escuela de Mayores y Escuela de Pacientes. Esta primavera ha ampliado su oferta de actividades creando la Escuela de Cuidados.
Dicha escuela pretende apoyar a quienes cuidan para que lo hagan lo mejor posible y, al mismo tiempo, cuiden de su propia salud y bienestar.
El profesorado está compuesto por profesionales del ámbito social y sanitario, así como por personas cuidadoras expertas, intentando sumar los saberes profesionales y los de las propias personas.
Se ofertan dos talleres, que se imparten en toda la geografía de Navarra:
Uno dirigido a quienes cuidan de personas con Alzheimer y otras demencias.
Otro para personas que cuidan de otras con alguna dependencia.
Existe más información disponible acerca de la Escuela de cuidados o de la programación actual de los talleres en: http://escueladecuidados.navarra.es/
Enfermeras Sección de Promoción de la Salud y Salud en todas las Políticas (ISPLN) Osasuna Sustatzeko eta Politika guztietan Txertatzeko Atala (NOPLOI)
La promoción de la salud es el proceso que permite a las personas incrementar el control sobre su salud para mejorarla y la acción comunitaria constituye uno de sus pilares básicos a nivel local.
Desde hace años se ha evidenciado la influencia que tienen en la salud no solo los estilos de vida de las personas, sino también la estructura social, política y económica en la cual viven y las redes comunitarias. Los determinantes sociales de la salud tienen gran influencia, por eso, se trata de tener en cuenta no solo la responsabilidad personal sino la influencia de las condiciones del entorno.
LOS ACTIVOS DE SALUD
También, es importante el enfoque salutogénico, que considera los factores que hacen que se genere salud o que se mantenga. Las comunidades tienen varios elementos que actúan como generadores de salud y que juntos pueden crear sinergias y potenciarse: los activos de salud y calidad de vida.
Los activos de salud son los factores reconocidos y valorados por la comunidad que hacen fácil y accesible las opciones orientadas al bienestar. Pueden ser tanto elementos del entorno (un espacio verde donde salir a pasear), como servicios (una jubiloteca, un polideportivo, un centro de salud), como personas referentes en la comunidad que promueven la salud, etc. En definitiva, todo lo que las personas identifican y usan porque les es útil para tener salud.
Cuando los y las profesionales desarrollamos acciones comunitarias, nos orientamos, por una parte, a mejorar el entorno donde viven las personas (entornos saludables) y, por otra, a mejorar las capacidades de éstas para llevar una vida más sana. También, buscamos reforzar sus vínculos y la cohesión social.
NUESTRO ROL EN LA ACCIÓN COMUNITARIA
El rol de las personas cuando llevamos a cabo acciones comunitarias se propone que sea un rol de colaboración, facilitador de procesos, con otros sectores y con la comunidad. Implica pues, un reconocimiento de los conocimientos y las experiencias de las personas de otros sectores, entidades y colectivos con las que trabajamos.
Esto requiere situarse de igual a igual en los procesos, partir de que hay distintos conocimientos en el tema y que el nuestro es uno más de ellos. Y que todos suman.
Tras el confinamiento de marzo de 2020, la vida de la sociedad en general y de los niños, niñas y adolescentes en particular cambió de forma radical. Se han modificado sus rutinas y ha variado el contacto directo con sus amigas, amigos y otras personas cercanas.
A lo largo de esta pandemia, las familias han estado y están sometidas a muchos factores que producen estrés y pueden estar teniendo dificultades económicas, sociales, laborales y emocionales. Estas personas pueden necesitar apoyos para reducir los posibles efectos que influyan negativamente en el desarrollo de niñas, niños y adolescentes.
El Instituto de Salud Pública y Laboral de Navarra (ISPLN/NOPLOI) ha elaborado undecálogocon las claves para promover la salud infantil y reducir el impacto causado en estas edades por la pandemia de COVID-19.
DIEZ CLAVES
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Observarles y escuchar qué dicen, qué hacen, cómo están, … dedicarles tiempo y acompañarles en su desarrollo.
Reconocer y aceptar que en esta pandemia puedan sentir tristeza, preocupación, miedo, etc. Acoger sus emociones mostrando afecto, empatía y comprensión.
Transmitir seguridad y confianza. Acompañar y permitir sus procesos de duelo. Siempre que se necesite, pedir ayuda.
Ofrecer información clara, sencilla y adaptada a su edad, relacionada con la pandemia y mantener las medidas de prevención.
Promover y ser modelo de relaciones de buen trato en la familia, entre iguales, en el centro escolar, en todos los entornos.
Fomentar su responsabilidad y autonomía, estableciendo límites razonables y acompañando sus aprendizajes.
Educar en el respeto a las distintas capacidades personales, familias, culturas, religiones, formas de ser chicos y chicas…
Cuidarles y cuidarnos, con rutinas diarias saludables: alimentación, higiene, sueño, descanso, actividad física, uso de pantallas, otras aficiones, etc.
Enseñarles medidas de prevención de situaciones de riesgo: accidentes, violencia en las redes, abuso y maltrato.
Dedicar tiempo al juego libre, con amigas y amigos, en la naturaleza, en familia. Disfrutar de los momentos cotidianos.
SESIÓN FORMATIVA PARA FAMILIAS
Además, se ha organizado una sesión formativa para familias a través de Internet el miércoles 19 de mayo, de 17:00 a 18:30 horas. Será un foro ofrecido por la Escuela de Madres y Padres, dentro de la Escuela de Salud Navarra, en el que se abordarán las necesidades actuales de niñas y niños y se aportarán claves para reforzar su bienestar emocional.
A diario surgen distintas situaciones relacionadas con la COVID, como al entrar en un comercio, usar el transporte público, responder a una invitación a comer… Algunas nos generan conflicto, a veces con nosotros o nosotras mismas, a veces con otras personas o con las instituciones o con las personas responsables de espacios (un bar, autobús…) y otras no.
¿Qué hacemos? Hay muchas maneras de ver una situación, ver el vaso medio lleno o medio vacío, y muchas formas de tomar decisiones. A veces más con el corazón o la emoción, otras más con la razón, otras teniendo ambas en cuenta… Unas más pensando solo en mí, otras pensando en las personas con las que convivimos o en la comunidad en general.
Respecto a la pandemia hay dos elementos que tienen gran relevancia a la hora de tomar decisiones:las emociones y los riesgos.
MANEJO DE LAS EMOCIONES
En cuanto al manejo de las emociones podemos decir que esta pandemia nos ha llevado a vivir una situación compleja y delicada con repercusión en nuestras vidas a nivel personal, económico, laboral y social. Podemos experimentar aprensión, miedo, preocupación, crispación, angustia, tensión muscular, nudo en el estómago, falta de apetito, de sueño, etc. Estas reacciones, en su justa medida, son normales, nos ayudan a tener más precaución y adaptarnos a la nueva normalidad en la que nos toca convivir con el coronavirus. Se convierten en un problema si no nos ayudan a adaptarnos, aparecen con una intensidad excesiva no acorde con la situación, nos bloquean y paralizan o aparecen ante situaciones que todavía no han ocurrido.
Algunas herramientas que pueden ayudarnos a manejar esta situación y sentirnos mejor:
Afrontar las situaciones que resultan difíciles y mirar las cosas positivamente.
Descargar la tensión física y disfrutar cada día.
Apoyarse en la gente y no aislarse.
Cuidarse: cuidar la alimentación, el descanso y hacer ejercicio físico.
CÓMO GESTIONAR LOS RIESGOS
Otro de los puntos que tiene relevancia es cómo manejamos los riesgos. Es importante ser conscientes de que en la vida el riesgo cero no existe. Pero los entornos pueden ser más o menos seguros o saludables y las personas pueden hacer elecciones o poner en marcha comportamientos más o menos seguros o saludables.
El riesgo de trasmitir el virus y contraer la COVID depende de que interactúen un conjunto de elementos. El riesgo es más bajo si se cumple lo siguiente:
La persona que tiene el virus tiene una carga de virus pequeña y toma medidas para no transmitir permaneciendo en aislamiento.
La posible persona receptora tiene un sistema de defensas fuerte y toma también medidas preventivas: uso de mascarilla, distancia, lavado de manos…
El encuentro es en lugares abiertos. Si es en cerrados, el riesgo disminuye si todas las personas usan mascarillas, el encuentro es breve, el aforo es pequeño y el espacio está bien ventilado.
EJERCICIO PREVIO DE REFLEXIÓN
Los comportamientos están condicionados, entre otras, por las emociones y sentimientos. En relación a la COVID, esto nos lleva a actuar de diferente manera si lo que nos mueve es el miedo a contagiarnos o las ganas de juntarnos con amistades y familiares. Si respondemos de forma espontánea, lo que me sale hacer puede que no siempre sea saludable y puede conllevar riesgos. Para evitar esto, es útil tener pensado con anterioridad qué queremos hacer en determinadas situaciones haciendo un ejercicio previo de reflexión sobre qué emociones te provoca, por ejemplo, el quedar con amistades o familiares, ir a un bar… y pensar qué medidas puedes tomar para minimizar el riesgo de transmisión, para cuidarte y cuidar a las demás personas.
Puede consultar más información, talleres en formato online o presencial sobre Convivir con el coronavirus en la página web de laEscuela de Salud de Navarra.
Sonia Domínguez Pascual Amaya Aguas Torres Enfermeras. Instituto de Salud Pública y Laboral de Navarra(ISPLN)
Nuestra sociedad está viviendo la revolución de la longevidad. Se vive más tiempo, con mejor salud y mayor calidad de vida.
El hecho de envejecer se relaciona con múltiples oportunidades. Se desarrollan sentimientos de mayor tranquilidad, crece el afán por disfrutar de la vida, se cuenta con saberes nacidos de la experiencia, disminuyen las presiones sociales, continúa la capacidad de aprender, la jubilación laboral ofrece un sinfín de posibilidades de relación, actividades sociales, culturales, recreativas…
CUATRO CONCEPTOS
Se abren nuevas perspectivas y horizontes para la persona que está viviendo un proceso de adaptación global, siendo la sexualidad y la afectividad unas dimensiones más, que son posibles vivirlas como fuente de satisfacción y bienestar.
Las personas mayores conservan, en general, el interés y las capacidades afectivas y sexuales. Si hablamos de sexo y de sexualidad, hablamos de cómo somos, de cómo nos vivimos y de cómo nos expresamos. Para entenderlo mejor, describiremos 4 conceptos básicos: sexo, sexualidad, erótica y amatoria.
Con la fecundación comienza el proceso de sexuación, en el cual nos vamos construyendo como mujeres y como hombres, que finaliza con la muerte. El sexo (mujer u hombre) está repleto de posibilidades. Es más, posiblemente no existan ni los hombres ni las mujeres completamente “puras” en todos sus niveles. Un hombre siempre tendrá elementos, o gradientes, femeninos. Al igual que una mujer elementos, o gradientes, masculinos.
La sexualidad hace referencia a la forma en que nos vivimos como hombres o como mujeres. Nos sentimos mujeres o nos sentimos hombres, y además, nos sentimos más o menos conformes con nosotros mismos/as. Estas vivencias cambian con la edad, con la individualidad de cada persona y también la influencia cultural del lugar donde vivimos.
También forma parte de la sexualidad nuestra orientación del deseo. El deseo erótico se puede orientar preferentemente hacia personas de nuestro mismo sexo (homosexualidad) o del sexo contrario (heterosexualidad): son muchas y diversas las formas de vivir la orientación del deseo erótico. Las personas mayores con orientación del deseo homosexual vivieron su juventud, en una sociedad con unas actitudes muy prohibitivas hacia la sexualidad, una generación que ha podido expresarse y vivir esta orientación ya en su madurez.
Por otro lado, está la erótica, que sería la forma de expresar la sexualidad: la conducta (besos, caricias, masturbaciones, abrazos…) y las fantasías que forman parte de la intimidad de cada persona para su uso y disfrute. Se basan en la ética de las relaciones y el buen trato compartido.
Y por último, la amatoria, que tiene que ver con el encuentro entre los sexos, sea entre mujer y hombre, dos hombres, dos mujeres… Existe una gran diversidad de encuentros y modelos de parejas.
En definitiva, existe gran variabilidad de posibilidades para mujeres y para hombres, con o sin discapacidad, sanos o con problemas de salud, en distintas etapas de la vida, con pareja o sin ella, con orientación del deseo heterosexual u homosexual. Vivirla como cada persona desee es un derecho dentro de la diversidad más diversa.
Las diferentes medidas que se han ido tomando para controlar la pandemia producida por el coronavirus, entre ellas el confinamiento, han cambiado de golpe nuestro modo de vida y de relacionarnos. Quedarse en casa es un acto de prevención y de solidaridad, pero repercute de manera diferente para cada persona, depende de las condiciones que se tenga, las características de cada cual, la convivencia, el manejo de las emociones, etc. y puede afectar a la salud y al bienestar.
Cuidarse en casa puede ayudar a llevar mejor los días y aprovechar las oportunidades que se presentan, contrarrestando así, los efectos no deseados del confinamiento
Estas son algunas recomendaciones generales para cuidarse en casa:
Establecer rutinas y horarios y aprovechar para hacer actividades pendientes, que nos gusten…
Moverse en casa: andar, bailar, bici estática, estiramientos, rutinas de ejercicios online… No pasar más de 2 horas seguidas sin moverse.
Comer sano, mucha fruta y verdura, poca grasa y sal.
Mantenerse sin fumar, estar en espacios sin humos.
Si se toma alcohol, con moderación. Puede pasar factura.
Manejar las emociones y controlar el estrés. Cuidarnos y apoyarnos.
Informarse sobre el coronavirus a través de fuentes oficiales, evitando dedicarle mucho tiempo.
Aprovechar la tecnología para relacionarse y para el ocio, sin abuso o usos inadecuados.
Cuidar la convivencia. Buen trato. Respeto de los espacios comunes y personales.
Prestar especial atención a niños y niñas, personas mayores y personas con enfermedades crónicas, con problemas de salud mental o con diversidad funcional.
En la página web de la Escuela de Salud de Navarrapuede encontrar recomendaciones específicas para el cuidado de distintas personas -población infantil, mayores, personas con enfermedades crónicas- y para el manejo de distintas situaciones como la pérdida de un ser querido o para la prevención del contagio al salir de casa o ir a trabajar.
Amaya Aguas Torres
Sonia Domínguez Pascual Enfermeras. Instituto de Salud Pública y Laboral de Navarra (ISPLN)
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