Es un conducto flexible que une al bebé desde su ombligo con la placenta de la madre durante el embarazo. A través de él se intercambia oxígeno y sustancias nutritivas que necesita el feto para formarse y crecer.
¿Qué se hace tras el nacimiento?
Tras el parto, los profesionales sanitarios lo pinzan y lo cortan con material estéril.
Desde este momento y hasta que cicatriza y se cae, los gérmenes que están en la piel pueden provocar una infección del cordón llamada onfalitis. Por ello, es importante mantener las medidas higiénicas correctas.
Al principio veremos una especie de muñón de color gris-amarillento que irá secándose y adquiriendo un color más negruzco.
¿Cuándo se desprende?
Por norma general suele ocurrir entre el 5º y 15º día de vida.
¿Cómo curarlo?
Hoy en día, en países desarrollados donde existen buenas medidas higiénicas, no se ha demostrado que el uso de antisépticos como la clorhexidina o el alcohol de 70º sean mejores que simplemente la limpieza con agua y jabón más el secado. Por ello, la Asociación Española de Pediatría (AEP) y la OMS recomiendan mantenerlo seco y limpio sin necesidad de antiséptico.
Los pasos y recomendaciones a seguir serían los siguientes:
Lavarse las manos.
Limpiar con agua y jabón neutro y secarlo bien. Es importante evitar que quede húmedo ya que esto retrasaría su cicatrización y aumenta el riesgo de infección. Si se utiliza un antiséptico, hacerlo con ayuda de una gasa. No tener miedo a la hora de mover la pinza para acceder a limpiar todas las zonas y no dejar gasas impregnadas enrolladas alrededor del cordón.
Se puede doblar la parte alta del pañal para que el contacto con el aire acelere el secado.
No utilizar talcos, yodo ni mercromina para curarlo.
No usar fajas, ni ombligueros, esparadrapos…
Signos de alarma
Deberíamos preguntar a un profesional sanitario si:
Observamos que está inflamado y enrojecido.
Sale secreción amarillenta y maloliente (utilizar el olfato en las curas).
Sangrado abundante. Un pequeño sangrado por el roce o tras la caída del cordón es normal.
Retraso en la caída.
Irene Velasco Huici Maria Eugenia Milagro Jiménez Marta Espartosa Larrayad
Enfermeras especialistas en Pediatría. Miembros de la Asociación de Enfermería Pediátrica de Aragón y Navarra (AEPAN)
El colecho se define como la práctica de compartir cama con los adultos. Actualmente también está muy extendido el uso de cunas sidecar (directamente pegada a la cama de los padres), como recomiendan en la Guía Cuidados desde el Nacimiento del Ministerio de Sanidad.
Hoy en día existe bastante controversia respecto a esta práctica, y es un tema que genera dudas en los papás, quienes nos pueden comentar en la consulta. Aunque no deja de ser un estilo de crianza, que cada cual es libre de elegir, es necesaria información sobre cómo realizarlo de manera segura, sus ventajas y desventajas.
Se han realizado multitud de estudios sobre esta práctica, destacando sus beneficios sobre la Lactancia Materna (LM), ya que facilita el inicio de la lactancia, se ve aumentado el número de tomas nocturnas y favorece el descanso materno. En cambio hay estudios que han relacionado el colecho con un aumento del Síndrome de Muerte Súbita del Lactante (SMSL). La guía de Práctica Clínica del Ministerio de Sanidad sobre Lactancia Materna apunta que estos estudios son de baja calidad, y que además también se ha relacionado la LM con una disminución del SMSL, con lo que es preciso realizar estudios que combinen las tres variables.
No obstante, existen algunas pautas para realizar colecho de manera segura:
Posición supina del bebé (hacia arriba).
Superficie plana y firme. Sin almohadas o muñecos.
Padres no fumadores, ni consumo de alcohol u otras sustancias que interfieran en el sueño.
Para mantener la seguridad del lactante, también se recomienda a las familias evitar las siguientes situaciones:
Compartir la cama con lactantes menores de tres meses.
Quedarse dormido con el lactante en brazos, en un sofá o en una silla, por el riesgo de sofocación o caídas durante el sueño del adulto.
Que duerman en la misma cama que el lactante otros hermanos, personas que no son su madre o su padre y animales domésticos.
Que el lactante permanezca solo en la cama de un adulto, en un sofá o en un sillón.
Así pues, una vez que las familias tengan la información necesaria, podrán elegir libremente su opción sobre cómo realizar colecho o no realizarlo, pero siempre manteniendo la seguridad del pequeño.
Maria Eugenia Milagro Jiménez
Irene Velasco Huici Marta Espartosa Larrayad
Enfermeras especialistas en Pediatría. Miembros de la Asociación de Enfermería Pediátrica de Aragón y Navarra (AEPAN)
Fuentes:
Ministerio de Sanidad y Política Social. Guía de Práctica Clínica sobre Lactancia Materna. Madrid: 2017
Ministerio de Sanidad y Política Social. Guía de cuidados desde el nacimiento. Recomendaciones basadas en pruebas y buenas prácticas. Madrid: 2010.
Carpenter R, McGarvey C, Mitchell EA, Tappin DM, Vennemann MM, Smuk M, et al. Bed sharing when parents do not smoke: is there a risk of SIDS? An individual level analysis of five major case-control studies. BMJ Open. 2013;3(5)
Díaz Gómez M, Izquierdo Macián I, San Feliciano Martín L. Colecho, síndrome de muerte súbita del lactante y lactancia materna. Recomendaciones actuales de consenso. Comité de Lactancia Materna. Asociación Española de Pediatría. Madrid:2014.
La introducción de la alimentación complementaria en los niños ha supuesto muchos cambios a lo largo de la historia, tanto en edad de inicio como orden de incorporación de los alimentos.
Las principales organizaciones pediátricas tanto nacionales como internacionales (OMS, IHAN, UNICEF, AEPED, AAP) recomiendan la lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses, edad a partir de la cual se introducirán gradualmente los alimentos, manteniendo la lactancia materna hasta los 2 años siempre que sea posible.
En niños alimentados con biberón se recomienda igualmente iniciar la alimentación complementaria a partir de los 6 meses.
Pero… ¿qué debo tener en cuenta a la hora de introducir los alimentos?
Introducir en pequeñas cantidades (varía mucho de unos niños a otros).
Complementar las tomas de leche con nuevos alimentos de una en una. Por ejemplo: primero añadir la merienda, luego comida y merienda… así hasta completar con alimentos todas las comidas.
Separar los alimentos que se introducen nuevos al menos 3 días entre ellos.
Y… ¿en qué orden debo incorporarlos?
Hasta hace pocos años se seguía un patrón de incorporación de alimentación por meses similar al reflejado en la tabla:
Las últimas recomendaciones indican que no hay un orden adecuado en la incorporación de los alimentos, de manera que se pueden introducir en el orden que la familia y el niño consideren más adecuado según sus preferencias y tradiciones, teniendo siempre en cuenta lo siguiente:
Separar los alimentos al menos 3 días, y los diferentes grupos (verduras, pescado…) entre 7 y 10 días.
Introducir pronto alimentos ricos en hierro de alta biodisponibilidad (carne, pescado huevo…), ya que la lactancia es deficitaria en hierro a partir de los 6 meses si no se complementa con otros alimentos.
Incoporar también alimentos ricos en ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga (en especial aquellos que contengan DHA) como es el pescado azul (salmón, atún caballa…).
Introducir el gluten en pequeñas cantidades antes de los 7 meses (se puede incorporar a los 6 meses dejándoles chupar trocitos de pan, colines…).
En conclusión, no hay base científica que sustente las normas rígidas de introducción de los alimentos que se seguían hasta ahora. La incorporación se adaptará a cada familia y cultura teniendo siempre en cuenta esos puntos básicos.
Cabe destacar que a pesar de estas nociones, siempre hay que tener en cuenta las recomendaciones de tu enfermera de pediatría o pediatra, ya que son ellos los que conocen la situación individual de tu hijo y lo que es mejor para él.
Maria Eugenia Milagro Jiménez
Irene Velasco Huici Marta Espartosa Larrayad
Enfermeras especialistas en Pediatría. Miembros de la Asociación de Enfermería Pediátrica de Aragón y Navarra (AEPAN)
Bibliografía
OPS -OMS. Principios de orientación para la alimentación complementaria del niño amamantado. Washington. 2003.
Gil A, Uauy R, Dalmau J; Comité Nutrición AEP. Bases para una alimentación complementaria adecuada de los lactantes y los niños de corta edad. An Pediatr (Barc). 2006;65(5):481-95.
Galiano MJ, Moreno-Villares JM. Nuevas tendencias en la introducción de la alimentación complementaria en lactantes. An Pediatr Contin. 2011;9(1):41-7.
Lasarte Velillas JJ, Hernandez Aguilar MT, Paricio Talayero JM. Controversias del nuevo documento de la ESPGHAN sobre lactancia materna. 2010. http://perlinfad.wordpress.com/
Pallas Alonso CR. Controversias del nuevo documento de la ESPGHAN sobre alimentación complementaria y lactancia materna. 2009 http://perlinfad.wordpress.com/
¡Ha llegado el verano! Y con él; el buen tiempo, las piscinas, el sol, el mar… Por ello, debemos tener en cuenta ciertas recomendaciones para nuestros pequeños. En este caso nos vamos a centrar en cuidados básicos sobre los siguientes temas.
PROTECCIÓN SOLAR
Los bebés y los niños menores de 3 años son los más vulnerables a los efectos nocivos de las radiaciones. Especialmente aquellos niños de piel blanca, rubios, pelirrojos, pecosos, con lunares numerosos y/ o con antecedentes familiares de cáncer de piel.
Es importante establecer hábitos de fotoprotección tanto en playas, piscinas, montañas, cómo cuando se realizan actividades al aire libre. Es fundamental su uso correcto. Para ello debemos:
Evitar la exposición prolongada o en horas centrales (12 a 16 horas).
Utilizar sombrillas y/o saber dónde hay lugares con sombra.
Utilizar cremas que sean resistentes al agua. Con factor de protección alto; con protección frente a rayos UVA y UVB.
Utilizar ropa que sea de color claro y que cubra parte del cuerpo, gorros, gafas de sol etc.
Las cremas deben aplicarse entre 15 y 30 minutos antes de la exposición. Hay que repetir el proceso cada 2 horas y tras el baño.
Extremar la precaución en las zonas más sensibles o con lunares (utilizar protección total).
Tener en cuenta que en días nublados debemos seguir las mismas recomendaciones. A los niños menores de 6 mesesno se les debe exponer directamente al sol.
SEGURIDAD EN EL AGUA
Chapotear en el agua es algo que les encanta a los niños. Por eso, debemos tener ciertas precauciones para evitar cortes de digestión o accidentes. Los accidentes más frecuentes en el agua son en piscinas privadas y en niños menores de 6 años.
Valorar siempre la presencia de un adulto y no perderlos de vista.
Utilizar flotadores.
Localizar los puestos de primeros auxilios.
Reposar tras la comida evitando actividad física y baños en aguas frías. Hacer la entrada de forma progresiva.
Utilizar gafas de bucear para proteger los ojos y secar los oídos tras el baño.
Utilizar chanclas para evitar hongos, verrugas…
HERIDAS
Los cortes y heridas son especialmente frecuentes en verano. Ante cualquier corte o herida sencilla; estos son los pasos a seguir:
Lo primero que debemos hacer es lavarnos bien las manos con agua y jabón.
Limpiar la herida con jabón y aclarar con un buen chorro de agua.
Secar la herida con gasas estériles dando pequeños toques de dentro hacia fuera. No usar algodón ni productos como polvos o pomadas sin que hayan sido indicados.
No extraer objetos clavados a no ser que sean muy pequeños y visibles.
Presionar la herida con una gasa si sangra.
Aplicar un antiséptico y valorar si precisa tapar o no.
En heridas más profundas, con objetos clavados, que no cede el sangrado o con alto riesgo de infección, acudir al centro sanitario más cercano para su valoración.
CUIDADOS GENERALES EN VERANO
Beber abundantes líquidos (agua) para evitar deshidratación, especialmente cuando hace mucho calor.
Cuidado con las picaduras de insectos. Tener un repelente o una crema para aliviar las picaduras.
Llevar una alimentación equilibrada. Aumentar consumo de fruta y verdura fresca. Controlar helados, chucherías, bollerías, refrescos y zumos de tetra brik.
Tener siempre a mano un botiquín.
Uso correcto de casco, rodilleras y otros dispositivos para evitar accidentes.
BOTIQUÍN
¿Qué incluir en el botiquín infantil de casa?
Un termómetro.
Antiséptico para curar heridas: clorhexidina, povidona yodada, alcohol.
Apósitos adhesivos (tiritas) para tapar heridas pequeñas.
Gasas y esparadrapo para cubrir heridas más grandes.
Suero fisiológico (en bote o ampollas individuales) para la limpieza de la nariz o de los ojos.
Un medicamento analgésico-antipirético para tratar la fiebre y el dolor. Los más utilizados son el paracetamol y el ibuprofeno.
El botiquín también lo utilizaremos para guardar la medicación de uso ocasional que necesitan los niños con alguna enfermedad crónica.
En caso de viajes o periodos de vacaciones fuera de casa es recomendable llevar un botiquín similar, que sea fácil de transportar. No olvidar la medicación habitual que algunos niños puedan tomar diariamente.
En función de las circunstancias del viaje valorar añadir otros productos como:
Protector solar.
Repelente de insectos y algún producto para aliviar sus picaduras.
Solución de rehidratación oral.
Medicación de urgencia para casos especiales; como por ejemplo autoinyector de adrenalina para alergias de riesgo, anticonvulsivantes en niños epilépticos, etc.
Importante también acordarnos de llevar la tarjeta sanitaria de todos los miembros de la familia y una copia del calendario vacunal de los niños actualizada.
Lo siguiente ya es….DISFRUTAR DEL VERANO!
Irene Velasco Huici
Marta Espartosa Larrayad
Maria Eugenia Milagro Jiménez
Enfermeras especialistas en Pediatría.
Miembros de la Asociación de Enfermería Pediátrica de Aragón y Navarra (AEPAN) @AEPANenfermería
Esparza Olcina M. Grupo PrevInfand/PAPPS Infancia y Adolescencia. Prevención de lesiones infantiles por accidentes. Rev Pediatr Aten Primaria. 2009;11:657-66.
Merino Moína, M. Prevención del cáncer de piel y consejo de protección solar. En recomendaciones PrevInfad / PAPPS [en línea]. Actualizado noviembre de 2009. [consultado 03-06-2016]. Disponible en http://www.aepap.org/previnfad/melanoma.htm
Con la llegada del buen tiempo se elevan las cifras de niños que acuden a los servicios sanitarios por haber sufrido un accidente. En la etapa infantil, los accidentes son la primera causa de muerte en Europa, por eso es tan importante la prevención de aquellas situaciones que suponen un riesgo potencial. Es indudable que el riesgo de un niño para sufrir uno u otro tipo de accidente va a depender de su edad y su desarrollo psicomotor. Además se observan dos picos de aumento de la incidencia, en los niños de 1 a 3 años y después, durante la adolescencia. Por orden de prevalencia, los accidentes más comunes en la infancia son:
Caídas
Golpes
Cortes
Quemaduras
La vigilancia de los niños más pequeños por parte de los progenitores, no dejarlos en lugares altos sin barandillas (cama o cambiador), tener los productos químicos fuera de su alcance, y poner siempre los cinturones de seguridad en sillas de paseo, tronas y los soportes de seguridad para el vehículo son las principales recomendaciones. En niños más mayores, la enseñanza de la seguridad vial y el ejemplo de sus progenitores es un pilar fundamental para prevenir accidentes, además de tener cuidado con balcones, terrazas, piscinas u animales desconocidos. Procurar que jueguen en lugares seguros, y que se mantengan alejados de la cocina y fuentes de calor también son recomendaciones importantes. Mención especial requieren la prevención de los ahogamientos en esta época del año, suelen ser las piscinas privadas (sin vigilancia) las que registran más tasas de accidentes. Además en los últimos años han saltados a los medios numerosos casos de asfixia del niño por olvido en el vehículo, para lo que ya se han realizado varias campañas de prevención. Es importante que los padres sepan cómo actuar antes un accidente y cómo pedir ayuda. LaSociedad Española de Urgencias Pediátricasrecomienda la siguiente secuencia de actuación:
Proteger: Hay que asegurar la protección del accidentado y del que va a socorrer.
Avisar: Servicios de Emergencia 112 o Servicio de Toxicología 91 562 0420.
Socorrer: Practicar los primeros auxilios al accidentado.
Indudablemente aun poniendo todas las medidas de seguridad posibles, nadie está exento de que su hijo/a sufra un accidente. Cuando esto ocurre, los padres suelen tener un sentimiento de culpabilidad fuerte, es necesario que tengan el apoyo para no culpabilizarse por estas situaciones indeseables.
Irene Velasco Huici Marta Espartosa Larrayad Maria Eugenia Milagro Jiménez
Enfermeras especialistas en Pediatría. Miembros de la Asociación de Enfermería Pediátrica de Aragón y Navarra (AEPAN) @AEPANenfermería
Esparza Olcina M. Grupo PrevInfand/PAPPS Infancia y Adolescencia. Prevención de lesiones infantiles por accidentes. Rev Pediatr Aten Primaria. 2009;11:657-66.
Kendrick D, Barlow J, Hampshire A, Polnay L, Stewart-Brown S. Programas de crianza para la prevención de lesiones no intencionales en la niñez (Revisión Cochrane traducida). En: La Biblioteca Cochrane Plus, 2008 Número 2. Oxford: Update Software Ltd. Disponible en: http://www.update-software.com. (Traducida de The Cochrane Library, 2008 Issue 2. Chichester,UK: John Wiley & Sons, Ltd.).
Pastor Rodriguez A., Mingueza Sebastian Y. Estudio sobre accidentes infantiles atendidos en los centros de salud. Fundación Mapfre. Madrid 2010.
El autismo es uno de los trastornos que se incluyen dentro de la categoría de Trastornos del Espectro Autista (TEA), caracterizados por ser un conjunto de alteraciones conductuales que afectan al desarrollo infantil. En el niño con autismo se pueden identificar varios signos y síntomas característicos, como dificultades en el lenguaje, la comunicación y la socialización. Además, se observan intereses restringidos y conductas repetitivas. Sin embargo, en trastornos como este, las habilidades y comportamientos varían mucho de un niño a otro, así como la gravedad. En general, son los padres los primeros en detectar que al niño le pasa algo, generalmente en torno a los 13-14 meses de edad. Este tiempo que transcurre entre la detección de un problema y el diagnóstico del TEA suele cursar con mucha angustia e incertidumbre por parte de los progenitores.
Es importante conocer los signos de diagnóstico precoz para iniciar el tratamiento lo antes posible. Algunos de estos signos son los siguientes:
Antes de los 12 meses:
No dirige la mirada a personas.
No muestra interés en juegos interactivos (cucu-tras, toma y daca).
Falta de ansiedad ante los extraños sobre los 9 meses.
Es importante conocer que alguno de estos signos de forma aislada no indican un TEA. Hay que valorar a cada niño de manera integral para poder realizar el diagnóstico. En cambio, resulta necesario comentarlo con los profesionales de Atención Primaria para su valoración.
Respecto al tratamiento, no existe tratamiento curativo pero sí se pueden realizar diferentes técnica e intervenciones personalizadas a para cada niño que mejoran el pronóstico.
El diagnóstico precoz permitirá iniciar cuanto antes el tratamiento de atención temprana, que consiste en un conjunto de técnicas desarrolladas por un equipo de psicólogos, logopedas y fisioterapeutas para mejorar la maduración psicológica del niño en aquellas áreas en las que se observan carencias.
Además de los profesionales sanitarios, existen diferentes asociaciones y grupos de ayuda que pueden ayudar a padres y niños a superar las dificultades que puedan ir surgiendo.
Irene Velasco Huici Marta Espartosa Larrayad Maria Eugenia Milagro Jiménez Enfermeras especialistas en Pediatría. Miembros de la Asociación de Enfermería Pediátrica de Aragón y Navarra (AEPAN) @AEPANenfermería
Bohórquez Ballesteros DM, Alonso Peña JR, Canal Bedia R, Martín Cilleros MV, García Primo P, Guisuraga Fernández Z, et al. Un niño con autismo en la familia. Guía básica para familias que han recibido un diagnóstico de autismo para su hijo o hija. Universidad de Salamanca. Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales. Disponible en: http://www.panaacea.org/files/FILE_B_00000000_1319410739.pdf
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