Salud emocional y vejez

Salud emocional y vejez

Cómo nos sentimos influye en cómo nos encontramos y, por tanto, en nuestro estado de salud. La vejez es una etapa en la que se producen cambios vitales relevantes que favorecen la aparición de trastornos del estado de ánimo: el deterioro progresivo de habilidades físicas, psíquicas y sociales, la disminución de autonomía y aumento de dependencia, la pérdida de seres queridos, la proximidad de la muerte, etc.

Vivimos en una sociedad donde el dolor, el malestar emocional y la vulnerabilidad se tiende a esconder. De alguna forma, se nos ha enseñado que tenemos que tener soluciones para todo, dar respuesta a todo y ver siempre el lado bueno de cada situación. Sin embargo, hay veces que nada sirve para aliviar el dolor y sólo cabe aceptarlo, abrazarlo, sentirlo y vivirlo. Hay veces que ningún consuelo es suficiente, que las palabras se quedan cortas y lo único que podemos hacer como personas cuidadoras es callar, acompañar y estar presentes.

VALOR DE LA SALUD EMOCIONAL EN EL BIENESTAR ÍNTEGRO

De la misma forma que los problemas de salud física impactan en nuestra salud mental y emocional, las afecciones afectivas también juegan un papel importante en el afrontamiento y evolución de una enfermedad física. Queda evidenciado, entonces, el valor que tiene la salud emocional en el bienestar íntegro y global de las personas.  

La gestión de emociones es algo completamente necesario y extremadamente complejo que tenemos que incorporar, con urgencia, en nuestras relaciones sociales e interpersonales. Cuando hablamos de gestión emocional no nos referimos a intervenir continuamente con el afán de animar a la persona que lo está pasando mal, sacarle una sonrisa y decirle que todo se va a solucionar. Esto sería banalizar e invalidar sus sentimientos. Nos referimos a intentar profundizar en su caso, mirarle a los ojos, estar a su lado, cogerle de la mano, prestarle atención plena, favorecer la expresión de emociones, indagar en sus preocupaciones, legitimar y normalizar lo que siente, empatizar, ofrecerle nuestro apoyo, respetar su silencio, dejarle llorar. No se trata de actuar e intervenir continuamente, se trata de estar.

 

Bruna Pratsobreroca Andreu
Carmen Urbano Rico

Enfermeras Internas Residentes (EIR) de segundo año de formación en Enfermería Geriátrica. Unidad Docente Multidisciplinar de Geriatría. Hospital Universitario de Navarra.

 

 

Fuentes

 

Fotografía: imagen de Ellen en Pixabay

Síndromes geriátricos

Síndromes geriátricos

Los síndromes geriátricos son un conjunto de cuadros, signos y síntomas que presentan los pacientes geriátricos especialmente después de los 80 años. Están causados por el deterioro de los órganos y sistemas, y por la respuesta de estos ante enfermedades comunes. Aumentan la vulnerabilidad de la persona y generan, en muchos casos, incapacidad funcional y social, afectando negativamente a la percepción de calidad de vida del paciente geriátrico y de su entorno de cuidados.

Los síndromes geriátricos se interrelacionan entre sí. Una acción puede influir positiva o negativamente en varios síndromes geriátricos y la aparición de uno puede, a su vez, desencadenar otros. 

La manifestación de complicaciones puede prevenirse y/o minimizarse si se realiza un diagnóstico correcto, mediante una valoración integral y con un abordaje multidisciplinar, colocando a la persona mayor en el centro para preservar su dignidad y autonomía.

CUATRO GRANDES SÍNDROMES

Aunque han sido definidos una gran variedad de síndromes, existen cuatro denominados grandes síndromes geriátricos:

  • Inmovilidad: disminución en la capacidad de movilización, trasferencia y/o desplazamiento debido a problemas físicos, funcionales o psicosociales, en mayor medida de manera involuntaria.
  • Inestabilidad/caídas: Precipitación al suelo que conlleva o no pérdida de conciencia. Se produce en mayor medida en ambiente hospitalario. 
  • Incontinencia: pérdida involuntaria de orina y heces. Genera un problema de salud a nivel físico, económico y social. Las personas con incontinencia a menudo viven su situación con vergüenza y no solicitan ayuda sociosanitaria para su tratamiento.
  • Deterioro cognitivo: disminución o pérdida de las capacidades cognitivas de manera ocasional o permanente, en personas que previamente la poseían intacta.

 

Carmen Urbano Rico
Bruna Pratsobreroca Andreu
Enfermeras Internas Residentes (EIR) de Geriatría. UDM de Geriatría-Hospital Universitario de Navarra

 

Fuentes

 

Imagen de Sabine van Erp en Pixabay

Qué le ha pasado a mi familiar en el hospital: el delirium

Qué le ha pasado a mi familiar en el hospital: el delirium

El delirium es un trastorno neuropsiquiátrico multicausal común en el ámbito hospitalario, particularmente en los ancianos. Un tercio de los pacientes mayores de 70 años presenta delirium al ingreso hospitalario y otro tercio, durante el periodo de internación. Es normalmente reversible y de corta duración, aunque se puede prolongar. Aparece en un corto periodo de tiempo, en horas o pocos días, y suele cambiar la atención y la conciencia.

FACTORES Y PREVENCIÓN

Existen muchos factores que influyen, como la edad avanzada, ser hombre, oír o ver poco, antecedentes de alcoholismo, depresión y las enfermedades neurológicas. Además, pueden existir factores que lo precipiten. Interviniendo en ellos podemos lograr prevenir su aparición.

  • Deterioro cognitivo -> Orientar a la persona, en caso de no saber quiénes somos presentarnos, decirle donde está y la razón, que hora y día es…
  • Falta de sueño -> No tomar excitantes por la tarde, ir al baño antes de acostarse para evitar levantarse durante la noche…
  • Inmovilización -> En cuanto se pueda, incentivar la movilización en la medida que sea posible.
  • Déficit visual y auditivo -> Buena iluminación, asegurar que lleve las gafas y audífonos es caso necesario, retirar tapones de cera…
  • Deshidratación y desnutrición -> Asegurar una buena hidratación y nutrición.
  • Dolor -> Preguntar habitualmente si tiene dolor o ver sus expresiones para poder eliminar el sufrimiento.
  • Estresores ambientales -> Reducir ruidos y luces, respetar las horas de descanso…
  • Retención de orina y estreñimiento -> Usar, en caso necesario, laxantes, dieta, entrenamiento vesical, sondas…
  • Fármacos -> Valorar si algún fármaco puede repercutir en la situación de salud actual o el conjunto de varios. Por ejemplo ver si la situación comenzó al empezar el tratamiento con un nuevo medicamento.

 

Marta Calderón Adame
EIR de Geriatría del CHN
Con la supervisión de sus tutoras: Gloria Urbistondo y Thamara Domene.

 

Fuentes

Edadismo

Edadismo

El edadismo es un término acuñado por Robert Butler en 1969, quién lo definió como “un proceso de estereotipos y discriminación sistemáticos contra las personas porque son viejas”.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el edadismo como: “los estereotipos, los prejuicios y la discriminación contra las personas debido a su edad”.

DIMENSIONES DEL EDADISMO

Las tres dimensiones del edadismo son:

  1. Estereotipos: ¿Qué pensamos de las personas mayores?
  2. Prejuicios: ¿Qué sentimos hacia las personas mayores?
  3. Discriminación: ¿Cómo nos comportamos con las personas mayores?

Los discursos sociales hegemónicos han retratado la vida tras la jubilación como un tiempo de decrepitud, fragilidad, mala salud, dependencia, pérdida de vigor sexual, aislamiento social, pasividad, falta de atractivo físico e improductividad.

Esta es la razón por la cual al envejecimiento y a la vejez les han sido asignadas connotaciones negativas, las cuales necesariamente deben ser eliminadas para evitar la discriminación de las personas mayores.

DISCRIMINACIÓN DURANTE LA PANDEMIA DE COVID-19

Durante la pandemia por Covid-19, se ha puesto de manifiesto la discrimina­ción y los estereotipos que existen respecto a la vejez y las personas mayores. Además, de cómo los estereotipos pueden influir de forma negativa incluso en el pleno ejercicio de un derecho tan básico como el acceso a la salud.

Los asuntos más graves que se han producido en los últimos meses han sido: las dificultades de las personas mayores para acceder a los servicios de salud en igualdad de condiciones y el incremento de los problemas crónicos de salud. Por otro lado, muchas per­sonas se han visto en situaciones de soledad no deseada y han vivido pe­riodos de aislamiento muy largos, lo que ha empeorado, aún más, su salud y su bienestar.

Por todo ello, garantizar la igualdad de derechos y la dignidad de las personas mayores debe convertirse en una prioridad.

 

Ruth Calvo Izaguerri
EIR de Geriatría

 

Fuentes

 

Imagen de pasja1000 en Pixabay 

Cuidados de la visión en las personas mayores

Cuidados de la visión en las personas mayores

El sistema sensorial (órganos de los sentidos y sistema nervioso central) nos permite estar en contacto con el medio. Conforme la edad avanza puede verse afectado. Una mala visión puede influir negativamente en la calidad de vida. Por ejemplo: disminuyendo el nivel de independencia, favoreciendo las caídas y las lesiones que puedan producirse, provocando aislamiento social

Las patologías visuales más frecuentes en la tercera edad son la presbiopía (dificultad para enfocar objetos a corta distancia), las cataratas, el glaucoma, la retinopatía y la degeneración macular. A veces sus síntomas no se manifiestan claramente por lo que es importante acudir al oftalmólogo regularmente, sobre todo para revisar el fondo de ojo, la presión intraocular y el estado del cristalino. Los párpados también pueden afectarse a causa de alergias o porque la musculatura del párpado pierde tono. En ocasiones la solución a este último problema es quirúrgica. También aparece la sequedad ocular.

RECOMENDACIONES

Hidratar diariamente los ojos mediante lágrimas artificiales, lavar los párpados a diario, controlar regularmente los niveles de azúcar y de colesterol en sangre y practicar gimnasia ocular enfocando de lejos y de cerca alternativamente, son cuidados que debemos incluir en nuestra rutina diaria si queremos cuidar nuestra visión. También es conveniente evitar conducir después de la caída del sol, o realizar actividades que requieran concentración visual cuando hay poca iluminación.

 

Conchi Molina Pérez
Enfermera especialista en Geriatría.

 

Fuentes

 

Foto: Pixabay / Alessandro Squassoni

 

 

¿Cómo solicitar la valoración de dependencia en Navarra?

¿Cómo solicitar la valoración de dependencia en Navarra?

A raíz de la Ley del estado 39/2006 de 14 de diciembre y de la Ley Foral 15/2006 de Servicios Sociales, se estableció en Navarra un procedimiento de valoración de las situaciones de dependencia para el acceso a servicios y prestaciones económicas (SyPE).

Cualquier persona empadronada en Navarra en los dos últimos años o durante 5 años en cualquier municipio español (de los cuales dos deben ser inmediatamente anteriores a la solicitud) con un estado de salud de carácter permanente por razones de edad, enfermedad o discapacidad, puede dirigirse a su servicio social de base o centro de salud con un informe médico actualizado y los certificados de empadronamiento correspondientes, para solicitar la valoración de dependencia.

Técnicos del equipo (terapeutas, fisioterapeutas y enfermeras) se desplazan a los domicilios habituales previa citación y realizan una entrevista acerca de las limitaciones y capacidades que presenta la persona para desarrollar actividades básicas de la vida diaria y del entorno en el que se llevan a cabo.

En base al baremo de valoración de la dependencia, aprobado por el Consejo Territorial de Salud y que cumple criterios de sensibilidad, fiabilidad y validez, se categoriza una de las siguientes:

  • No dependencia
  • Dependencia moderada
  • Dependencia severa
  • Gran dependencia.

La resolución se comunica por carta. Después se valora la situación económica de la unidad familiar y se pone en marcha un Programa de Atención Individualizado, donde se consensúa la atención a recibir considerando posibles incompatibilidades de SyPE, con la trabajadora social de referencia.

La cartera de servicios comprende ingreso en centro residencial (permanente o temporal), centros de día, atención a domicilio, teléfono de emergencia, transporte adaptado y asistido y ayuda económica para cuidados en el entorno familiar (facilitando la permanencia en el domicilio y evitando la institucionalización) entre otros. Para acceder a estos SyPE pueden existir otros requisitos además de la valoración de dependencia.

 

Gloria Urbistondo
Enfermera especialista en Geriatría.

 

Fuente
www.navarra.es. Valoración de la situación de dependencia.

Foto: Pixabay/MabelAmber