Vaginitis es el término general para los trastornos causados por infección, inflamación o cambios en la flora vaginal normal. Se estima que la mayoría de las mujeres experimentarán una infección vaginal a lo largo de su vida, con síntomas como cambios en el flujo vaginal, picor, quemazón o mal olor.

¿CÓMO ES EL FLUJO VAGINAL NORMAL?

El flujo vaginal varía en función de la etapa vital. Durante la edad reproductiva es de aspecto blanco o transparente (puede ser también ligeramente amarillo), espeso o ligero, generalmente no tiene olor y su cantidad puede variar de 1 a 4 ml en 24 horas.

La cantidad y la consistencia varían según la fase del ciclo menstrual (más cantidad y elasticidad alrededor de la ovulación, menos cantidad y elasticidad tras la misma), en función de la toma de anticonceptivos y por el embarazo, entre otros motivos.

Antes de la primera menstruación, el flujo puede ser escaso o estar ausente. Cuando está presente puede ser blanco, claro o mucoso.

Tras la menopausia se produce una disminución del flujo vaginal.

No forman parte del flujo vaginal normal los síntomas y signos como picor, dolor, quemazón, irritación, enrojecimiento, lesiones o sangrado del cuello uterino o de la vagina.

¿CUÁL ES EL ORIGEN DE ESTAS INFECCIONES?

El origen se divide en infeccioso y no infeccioso. El origen infeccioso es el principal y se pueden encontrar tres causas predominantes ordenadas de mayor a menor frecuencia: vaginosis bacteriana, candidiasis y tricomoniasis.

  • En la vaginosis bacteriana se producen una serie de alteraciones entre las que se encuentra la presencia de otras bacterias (por ejemplo Gardnerella vaginalis), con un flujo maloliente característico.
  • La candidiasis es una infección causada por hongos de la especie Candida, donde la Candida albicans es la más frecuente.
  • La tricomoniasis es por el momento la única de las tres que se considera una infección de transmisión sexual y se produce por un protozoo llamado Trichomonas vaginalis. Es crucial incidir en el uso consistente del preservativo para prevenir este tipo de infecciones.

En el origen no infeccioso podemos encontrar como causas la atrofia, la presencia de un cuerpo extraño (tampón, copa menstrual o preservativo retenidos) y enfermedades como el lupus entre otras.

¿ESTAS INFECCIONES SE PUEDEN PREVENIR?

Existen factores de riesgo asociados a cada infección. Es importante siempre consultar a un profesional sanitario ante cualquier síntoma/signo que haga sospechar de una posible infección, ya que el tratamiento, las recomendaciones y la actuación a seguir pueden variar entre las mismas. Así mismo, existen una serie de recomendaciones generales para mantener una salud vulvovaginal adecuada:

  • Lavado con agua templada (no caliente), limpiador sin jabón y sin perfume y utilizar las propias manos (evitar toallitas).
  • Evitar baños calientes y uso de productos perfumados.
  • Evitar duchas vaginales y productos de higiene íntima (spray, polvos…).
  • Evitar utilizar toallitas o papel higiénico perfumado tras el uso del WC. Utilizar agua o papel higiénico no perfumado.
  • Secado a toques con una toalla suave, evitar frotar.
  • Utilizar ropa interior de algodón, evitar tangas (ropa ajustada) y ropa interior de licra (sintética).
  • Evitar el uso de salvaslip diario.

 

 

Alicia Garrón Rodríguez
Matrona en el Hospital Universitario de Navarra (Pamplona)

Amaia Moreno Torrano
Matrona en el Hospital García Orcoyen (Estella).
Miembros de la Asociación Navarra de Matronas (ANAMA)

 

Fuentes

Imagen: Foto de Sora Shimazaki (Pexels)