Según las últimas encuestas realizadas en nuestro país, un 33,1% de personas fuman a diario en la edad adulta entre los 15 y 64 años, siendo mayor el consumo en hombres que en mujeres. En el caso de las personas jóvenes de entre 14 y 18 años, un 9% refiere haber consumido tabaco a diario en el último mes.

DAÑOS A DISTINTOS NIVELES

Conocemos que el consumo de tabaco perjudica la salud de la persona fumadora y también sabemos que se producen daños a distintos niveles:

  • Primer nivel: persona fumadora. La persona que fuma inhala constantemente humo de tabaco. Este humo, además de la nicotina que produce adicción, contiene muchas sustancias químicas cancerígenas, tóxicas e irritantes que alteran el sistema inmune y que favorecen la aparición de múltiples enfermedades del aparato respiratorio como EPOC, asma bronquial; del corazón como el infarto y también ictus y distintos tipos de cáncer, entre otras.
  • Segundo nivel: fumadores pasivos. Son todas aquellas personas que, sin ser fumadoras, están expuestas al aire contaminado por el humo que expulsa la persona fumadora y el que desprende el cigarro al quemarse. Se ha estimado que el humo a este segundo nivel contiene una concentración de determinados tóxicos muy superior a la del que se aspira directamente del cigarrillo, relacionándose con múltiples enfermedades en personas adultas y también en niños y niñas.
  • Tercer nivel: gases y partículas en las superficies. Cuando se fuma, determinados gases y partículas contenidas en el humo del tabaco se depositan sobre el polvo, superficies y objetos del ambiente (muebles, sofás, juguetes, etc.). No se eliminan ventilando, persisten en el tiempo (incluso hasta 6 meses después de dejar de fumar) y pueden reaccionar con otros compuestos del ambiente generando contaminantes incluso más tóxicos que los anteriores.
  • Cuarto nivel: el impacto sobre el medio ambiente. Por un lado, el cultivo de la planta de tabaco requiere de un uso intensivo de plaguicidas y fertilizantes, que contribuyen a la degradación del suelo. Durante el proceso de fabricación de productos de tabaco y distribución, así como a través del consumo o deshecho de cigarrillos, se generan múltiples productos químicos, tóxicos, colillas, microplásticos y otros residuos que envenenan el agua, suelo, playas, etc. Por otro lado, el humo de tabaco aumenta los niveles de contaminación atmosférica y contribuye al cambio climático.
NUEVAS FORMAS DE CONSUMO

Actualmente existen, además del tabaco convencional, nuevas formas de consumo como son los Productos de Tabaco Calentado (PTC) y los Dispositivos Susceptibles de Liberación de Nicotina (DSLN) o también llamados cigarrillos electrónicos, entre otros. A día de hoy, se sabe que tanto el aerosol que generan estos dispositivos como el producto en sí, que contiene entre otros compuestos tóxicos, metales pesados, producen efectos perjudiciales para la salud a los cuatro niveles mencionados antes.

INTERVENCIONES EN DIFERENTES ETAPAS DE LA VIDA

Desde el punto de vista de la Promoción de la salud, con el objetivo de reducir el impacto del consumo de tabaco en la salud de las personas, se plantea realizar intervenciones en distintas etapas de la vida que contribuyan a promover entornos más saludables, libres de tabaco. En este sentido las acciones se centran fundamentalmente en tres momentos clave:

  • Prevenir que las personas se inicien en el consumo, sobre todo en edades jóvenes. Son diversos los factores que contribuyen a que las personas jóvenes se inicien en el consumo de tabaco, entre ellos las estrategias de la industria tabacalera. Es preciso sensibilizar, informar y trabajar con las personas jóvenes entre otras en el desarrollo de habilidades para evitar que empiecen a fumar tabaco u otros productos, tanto en el entorno educativo, familiar y en la comunidad.
  • Promover los espacios sin humo donde las personas podamos respirar aire limpio y no estar expuestas a la conducta de fumar. Especialmente para niños y niñas, disponer de espacios donde no haya exposición a este comportamiento, puede contribuir a que no se normalice el fumar.
  • Ayudar a las personas a dejar de fumar. A través de apoyo educativo programado individual o grupal y de la disponibilidad de ayudas farmacológicas se realizan intervenciones para ayudar a las personas que lo soliciten a superar la adicción al tabaco. Este apoyo se realiza fundamentalmente desde los centros de salud y también existen talleres educativos telepresenciales, ofrecidos desde la Escuela de Pacientes.

 

Amaya Aguas Torres
Maite Calvo Yanguas
Luisa Iribarren López
Enfermeras.

Sección de Promoción de la Salud y Salud en todas las Políticas (ISPLN) Osasuna Sustatzeko eta Politika guztietan Txertatzeko Atala (NOPLOI)

 

Fuentes

 

Imagen de Tumisu en Pixabay