La fiebre es una elevación de la temperatura corporal generalmente causada por una infección. No se trata de una enfermedad, es un síntoma que se manifiesta cuando nuestro cuerpo activa las defensas. Se entiende que tenemos fiebre cuando la temperatura supera los 38 º (a partir de 37,3ºC hablaríamos de febrícula).

No se trata de un valor constante, sino que varía a lo largo del día y en función de la zona en la que se mida la temperatura. Se considera normal la temperatura axilar hasta 37ºC, oral hasta 37,5ºC y rectal y timpánica hasta 38ºC.

Frecuentemente la fiebre suele acompañarse de escalofríos, dolor de cabeza, sudoración y dolor muscular.

¿CÓMO SE TRATA LA FIEBRE?

Si la fiebre no causa ninguna otra sintomatología y es leve no precisa tratamiento específico. Descansar y tomar suficiente líquido con autocuidados en domicilio hasta 3 días de duración sería lo correcto.

Si aparecen síntomas acompañantes que generan malestar, se puede tratar de bajar la temperatura con las siguientes medidas:

  • Tomar líquidos frescos si es posible y de forma frecuente a lo largo del día.
  • Garantizar el descanso
  • Usar ropa ligera, no abrigarse en exceso y cambio de ropa si excesiva sudoración.
  • Evitar el ejercicio físico.
  • Mantener un ambiente fresco y ventilado.
  • Tomar una ducha con agua tibia o usar paños húmedos en frente y axilas.
  • Tomar antitérmicos o analgésicos como el paracetamol o el ibuprofeno siempre que no existan alergias o contraindicaciones. Se deben tomar en la dosis, intervalo y recomendaciones adecuadas e indicadas en el prospecto o por un profesional sanitario.
  • Evitar la toma de antibióticos sin indicación médica. Esto podría dificultar la interpretación del proceso y generar resistencias futuras a antibióticos.
¿CUÁNDO CONSULTAR A UN PROFESIONAL?
  • Si la fiebre se mantiene por encima de 38 º más de 3 días.
  • Consultar también en las siguientes situaciones: embarazo, tratamiento con quimioterapia o radioterapia, personas con las defensas bajas por algún tratamiento específico, tras viajes a países de riesgo, después de haber estado ingresado o haberse sometido a una cirugía recientemente, tras la picadura de una garrapata o si cree que ha podido sufrir una insolación.
  • Presenta fiebre y alguno de los siguientes síntomas: dolor intenso o localizado en una zona concreta, sarpullido, irritabilidad, confusión, convulsiones, rigidez cervical, dificultad para respirar, dolor en tórax, vómitos o diarrea persistentes, debilidad o cambio brusco del estado general.

 

Laura López Suárez
Cristina Areta Cuesta
Especialistas en Enfermería Familiar y Comunitaria

 

Fuentes

 

Imagen de Gundula Vogel en Pixabay