Los síndromes geriátricos son un conjunto de cuadros, signos y síntomas que presentan los pacientes geriátricos especialmente después de los 80 años. Están causados por el deterioro de los órganos y sistemas, y por la respuesta de estos ante enfermedades comunes. Aumentan la vulnerabilidad de la persona y generan, en muchos casos, incapacidad funcional y social, afectando negativamente a la percepción de calidad de vida del paciente geriátrico y de su entorno de cuidados.

Los síndromes geriátricos se interrelacionan entre sí. Una acción puede influir positiva o negativamente en varios síndromes geriátricos y la aparición de uno puede, a su vez, desencadenar otros. 

La manifestación de complicaciones puede prevenirse y/o minimizarse si se realiza un diagnóstico correcto, mediante una valoración integral y con un abordaje multidisciplinar, colocando a la persona mayor en el centro para preservar su dignidad y autonomía.

CUATRO GRANDES SÍNDROMES

Aunque han sido definidos una gran variedad de síndromes, existen cuatro denominados grandes síndromes geriátricos:

  • Inmovilidad: disminución en la capacidad de movilización, trasferencia y/o desplazamiento debido a problemas físicos, funcionales o psicosociales, en mayor medida de manera involuntaria.
  • Inestabilidad/caídas: Precipitación al suelo que conlleva o no pérdida de conciencia. Se produce en mayor medida en ambiente hospitalario. 
  • Incontinencia: pérdida involuntaria de orina y heces. Genera un problema de salud a nivel físico, económico y social. Las personas con incontinencia a menudo viven su situación con vergüenza y no solicitan ayuda sociosanitaria para su tratamiento.
  • Deterioro cognitivo: disminución o pérdida de las capacidades cognitivas de manera ocasional o permanente, en personas que previamente la poseían intacta.

 

Carmen Urbano Rico
Bruna Pratsobreroca Andreu
Enfermeras Internas Residentes (EIR) de Geriatría. UDM de Geriatría-Hospital Universitario de Navarra

 

Fuentes

 

Imagen de Sabine van Erp en Pixabay