La ansiedad, los trastornos adaptativos, depresión, fobias y estrés post traumático son sólo algunos de los trastornos detectados hasta el momento, como consecuencias psicológicas que esta pandemia ha traído consigo.

El proceso de vuelta a la normalidad no es gestionado emocionalmente igual por todo el mundo. Es totalmente normal que puedan surgir sentimientos de inseguridad y miedo, ya que hemos percibido nuestra casa como el único lugar seguro para estar. Esto lleva a que asociemos la calle a peligro y percibamos nuestra casa (donde pasamos tanto tiempo) como el único lugar seguro. Por ello, cada vez que cambiamos a un entorno fuera de casa, se genera un miedo. Nuestro cerebro se ha habituado a la seguridad de nuestro hogar.

CONDUCTAS DE EVITACIÓN O FALTA DE MOTIVACIÓN

El síndrome de la cabaña consiste en un miedo a salir a la calle después de un largo periodo en el que no se ha tenido ningún contacto con el exterior. Por lo que se producen conductas de evitación o falta de motivación para realizar cualquier actividad que conlleve salir al exterior.

En el síndrome de la cabaña se manifiestan síntomas relacionados con la ansiedad y la depresión, pero no llegan a constituir ese cuadro clínico. Entre ellos destacan:

  • Sensación de nerviosismo, temblor de piernas, palpitaciones, sudoración en las manos, respiración acelerada
  • Dificultad para la concentración, déficit de memoria.
  • Falta de motivación.
  • Miedo a recuperar rutinas y contactos.
  • Excesivo miedo a salir, retomar la rutina y las relaciones sociales.
  • Alteraciones en los patrones de sueño: mayor frecuencia de siestas duraderas, sensaciones de cansancio y letargo.
PAUTAS PARA SUPERARLO
  • Reconocer el miedo. Sentir miedo es lógico ante la situación extraordinaria que estamos viviendo.
  • Normalizar estas emociones. Realizar exposiciones de manera gradual: empezar por paseos cortos en horas no muy concurridas e ir aumentando poco a poco la duración.
  • Intentar hacer actividades que resulten agradables a la persona y le proporcione placer, así es más fácil que se repita.
  • Realizar aquello que está en nuestra mano, es decir, tomar las precauciones necesarias y medidas de seguridad propuestas por sanidad. No podemos controlar todo, ya que muchas cosas no dependen de nosotros. Pero sí que podemos sentirnos más seguros con las medidas de prevención.
  • Intentar no evitar a toda costa el salir de casa con frases como “no es necesario salir”. No buscar excusas.
  • Tratar de hablar con alguien cercano sobre cómo te estas sintiendo.
  • Ir retomando la rutina de vida anterior de manera gradual.

Es importante aceptar que esta situación ha tenido un principio y que tendrá un final. Aunque cueste verlo, el final está cada vez más cerca.

Hay que ser conscientes de que no puede recuperarse todo de golpe. Hay que ir entrenando en esa desescaladaemocional e ir cuantificando los avances.

En caso de que los síntomas continúen en el tiempo y se vea afectado el funcionamiento habitual, es importante contactar con tu centro de salud para que valoren si necesitas atención especializada.

 

Mª Ángeles Duran Los Arcos
Marta Ibarra Zandio
Montse Fernandez Rubio
Enfermeras Especialistas en Salud Mental

 

Fuentes