A diario surgen distintas situaciones relacionadas con la COVID, como al entrar en un comercio, usar el transporte público, responder a una invitación a comer… Algunas nos generan conflicto, a veces con nosotros o nosotras mismas, a veces con otras personas o con las instituciones o con las personas responsables de espacios (un bar, autobús…) y otras no.
¿Qué hacemos? Hay muchas maneras de ver una situación, ver el vaso medio lleno o medio vacío, y muchas formas de tomar decisiones. A veces más con el corazón o la emoción, otras más con la razón, otras teniendo ambas en cuenta… Unas más pensando solo en mí, otras pensando en las personas con las que convivimos o en la comunidad en general.
Respecto a la pandemia hay dos elementos que tienen gran relevancia a la hora de tomar decisiones: las emociones y los riesgos.
MANEJO DE LAS EMOCIONES
En cuanto al manejo de las emociones podemos decir que esta pandemia nos ha llevado a vivir una situación compleja y delicada con repercusión en nuestras vidas a nivel personal, económico, laboral y social. Podemos experimentar aprensión, miedo, preocupación, crispación, angustia, tensión muscular, nudo en el estómago, falta de apetito, de sueño, etc. Estas reacciones, en su justa medida, son normales, nos ayudan a tener más precaución y adaptarnos a la nueva normalidad en la que nos toca convivir con el coronavirus. Se convierten en un problema si no nos ayudan a adaptarnos, aparecen con una intensidad excesiva no acorde con la situación, nos bloquean y paralizan o aparecen ante situaciones que todavía no han ocurrido.
Algunas herramientas que pueden ayudarnos a manejar esta situación y sentirnos mejor:
- Afrontar las situaciones que resultan difíciles y mirar las cosas positivamente.
- Descargar la tensión física y disfrutar cada día.
- Apoyarse en la gente y no aislarse.
- Cuidarse: cuidar la alimentación, el descanso y hacer ejercicio físico.
CÓMO GESTIONAR LOS RIESGOS
Otro de los puntos que tiene relevancia es cómo manejamos los riesgos. Es importante ser conscientes de que en la vida el riesgo cero no existe. Pero los entornos pueden ser más o menos seguros o saludables y las personas pueden hacer elecciones o poner en marcha comportamientos más o menos seguros o saludables.
El riesgo de trasmitir el virus y contraer la COVID depende de que interactúen un conjunto de elementos. El riesgo es más bajo si se cumple lo siguiente:
- La persona que tiene el virus tiene una carga de virus pequeña y toma medidas para no transmitir permaneciendo en aislamiento.
- La posible persona receptora tiene un sistema de defensas fuerte y toma también medidas preventivas: uso de mascarilla, distancia, lavado de manos…
- El encuentro es en lugares abiertos. Si es en cerrados, el riesgo disminuye si todas las personas usan mascarillas, el encuentro es breve, el aforo es pequeño y el espacio está bien ventilado.
EJERCICIO PREVIO DE REFLEXIÓN
Los comportamientos están condicionados, entre otras, por las emociones y sentimientos. En relación a la COVID, esto nos lleva a actuar de diferente manera si lo que nos mueve es el miedo a contagiarnos o las ganas de juntarnos con amistades y familiares. Si respondemos de forma espontánea, lo que me sale hacer puede que no siempre sea saludable y puede conllevar riesgos. Para evitar esto, es útil tener pensado con anterioridad qué queremos hacer en determinadas situaciones haciendo un ejercicio previo de reflexión sobre qué emociones te provoca, por ejemplo, el quedar con amistades o familiares, ir a un bar… y pensar qué medidas puedes tomar para minimizar el riesgo de transmisión, para cuidarte y cuidar a las demás personas.
Puede consultar más información, talleres en formato online o presencial sobre Convivir con el coronavirus en la página web de la Escuela de Salud de Navarra.
Sonia Domínguez Pascual
Amaya Aguas Torres
Enfermeras. Instituto de Salud Pública y Laboral de Navarra (ISPLN)