La enfermedad bipolar (también llamada maníaco-depresiva) consiste en una alteración de los mecanismos que regulan el estado de ánimo, de forma que los cambios habituales que experimenta cualquier persona en su tono vital se acentúan hasta un punto que puede llegar a requerir la hospitalización.

Las personas que sufren este problema presentan, durante días, semanas o meses, períodos de pérdida de interés en sus actividades habituales, falta de concentración, intensa apatía (cualquier pequeña tarea o contrariedad se convierte en un escollo insalvable) y alteraciones del sueño y del apetito (tanto en el sentido de aumento como de disminución). Estos síntomas son comunes a las diversas formas de depresión.

Sin embargo, estos pacientes sufren también episodios inversos, en los que se sienten capaces de cualquier cosa, se embarcan en numerosos proyectos, hablan en exceso, gastan el dinero con profusión y se molestan fácilmente cuando se les lleva la contraria. Estas fases reciben el nombre de «manía» o «hipomanía», según su intensidad. Algunos pacientes, presentan fases mixtas, en las que se entremezclan síntomas de depresión y síntomas de euforia.

El diagnóstico, siempre lo realizará un medico-psiquiatra y establecerá el tratamiento más adecuado en cada caso. Pero una vez realizado el diagnóstico, hay cosas que se pueden hacer para frenar y evitar complicaciones ante una descompensación.

 

¿Qué puedo hacer yo ante el inicio de una fase de euforia?
  • Ante el impulso de realizar gastos importantes, pospón cualquier operación económica un mínimo de 24 horas y pide su opinión sobre la misma a alguien de confianza.
  • Aumenta el número de horas de sueño hasta un mínimo de diez.
  • Dedica un máximo de seis horas diarias a estar activo.
  • No intentes vencer a la euforia “por agotamiento”: cuantas más actividades realices, más eufórico estarás.
  • Evita el consumo de estimulantes, como el café, el té, los refrescos de cola y las bebidas energéticas.
  • Limita el número de actividades.
  • Reduce la estimulación mental mediante ejercicios de relajación o tumbado en la cama.
  • Somete las “ideas geniales” al criterio de otra persona.
  • Y, sobre todo, ponte en contacto cuanto antes con su médico-psiquiatra.

 

¿Qué puedo hacer yo ante el inicio de una depresión?
  • Consulta a tu psiquiatra.
  • Duerme un máximo de nueve horas.
  • Fíjate objetivos realistas: paso a paso.
  • Intenta aumentar el número de actividades.
  • Intenta realizar ejercicio físico: a menudo resulta útil para sentirse más enérgico.
  • Nada dura eternamente: no estarás deprimido toda la vida.
  • No te sientas culpable de la depresión, de la misma forma que un diabético no debe sentirse culpable de sus niveles de azúcar.
  • No tomes decisiones importantes.
  • Nunca te automediques.
  • Relativiza las ideas de inferioridad, pesimismo y desesperanza: son síntomas de la propia depresión que no responden a la realidad.

 

Mª Ángeles Durán Los Arcos
Enfermera especialista en Salud Mental

 

Fuentes

  •  Colom F, Vieta i Pascual E. Manual de psicoeducación para el trastorno bipolar. Barcelona, Ars Medica; 2004

 

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