El cuidado de los pies es esencial en la prevención de complicaciones en los pacientes con diabetes,  aunque a veces sea el gran olvidado. De ahí la importancia de que los profesionales de Enfermería insistan en su autocuidado.

Cifras elevadas de glucosa en sangre, la disminución de la circulación, el tabaco o el mal control del colesterol y la tensión arterial pueden provocar una disminución progresiva de la sensibilidad de los pies (neuropatía diabética), que conlleva importantes lesiones.

Todo paciente diabético debe de realizar autocuidados de los pies a diario:

  • Observar los pies todos los días en busca de heridas, ampollas, grietas, zonas rojas, durezas, deformidades… ayudándose de un espejo o de otra persona para visualizarlos al completo.
  • Limpiar los pies a diario con agua templada y jabón neutro evitando tenerlos en remojo más de 5 minutos. Comprobar la temperatura del agua antes de introducir los pies.
  • Secar bien los pies con una toalla sin frotar, insistiendo en las zonas interdigitales.
  • Hidratar tras la higiene con una crema hidratante sin perfume, evitando las zonas entre los dedos.
  • Evitar el uso de polvos, desodorantes o aerosoles.
  • Cortar las uñas rectas dejando que sobresalgan los bordes. Utilizar para el corte tijeras de punta roma y una lima de cartón para las esquinas.
  • En caso de problemas de visión o dificultad para cortar las uñas, pedir ayuda a un familiar o acudir al podólogo.

 

LA IMPORTANCIA DE UTILIZAR UN CALZADO ADECUADO
  • Utilizar un calzado ajustado, ni muy ancho ni muy estrecho, pero que permita cierta movilidad de los dedos.
  • Elegir zapatos de materiales transpirables y de calidad.
  • Evitar calzado abierto por delante o por detrás, el talón tiene que estar bien sujeto.
  • Evitar calzado con tacón elevado.
  • Revisar el calzado con la mano buscando objetos o costuras que puedan producir una lesión.
  • Es recomendable comprar el calzado a última hora de la tarde y utilizar el calzado nuevo de forma progresiva en los siguientes días alternándolo con zapatos más usados.
  • Utilizar calcetines de algodón, lana o hilo sin costuras ni dibujos, que no aprieten y cambiarlos a diario.

 

PREVENIR RIESGOS
  • Evitar caminar descalzo, incluso en la playa o en la piscina.
  • Aplicar crema de protección solar en los pies ante cualquier exposición solar.
  • No usar fuentes de calor o frio de forma directa en los pies (bolsas de agua, braseros, manta eléctrica, radiadores, estufas…) que puedan ocasionar quemaduras sin darse cuenta.
  • Si presenta callos, grietas, durezas, uñas encarnadas, ampollas, rozaduras o cualquier lesión acuda a un profesional sanitario para su valoración y tratamiento.

 

Laura López Suárez
Cristina Areta Cuesta

Especialistas en Enfermería Familiar y Comunitaria

 

Fuentes

 

Fotografía: Ariadna Creus y Àngel García (Banc d’Imatges Infermeres)