El frío intenso favorece la aparición de enfermedades respiratorias agudas y el agravamiento de enfermedades crónicas (sobre todo cardíacas y respiratorias) en las personas mayores. También puede provocar contracturas y dolores musculares, y se relaciona con mayor número de caídas en la calle (hielo, suelos mojados…).
Para evitar los efectos perjudiciales provocados por el frío intenso pueden adoptarse las siguientes medidas:
- No renuncie a pasear: camine diariamente, por terreno llano, llevando una marcha rítmica, y evitando las horas de la digestión. Utilice guantes, bufanda, gorras, calzado cómodo, antideslizante y resistente al agua y ropa ligera, cálida e impermeable.
- Si deja de salir a causa del frío, mantenga el contacto con la familia y los amigos. La buena compañía es fuente de salud.
- Ventile la casa en las horas de más calor, de 5 a 10 minutos.
- Si utiliza braseros o estufas de leña y gas asegure que la instalación es correcta y evite acercarse demasiado a la fuente de calor.
- Cuide su dieta: el frío hace aumentar las necesidades calóricas.
- Tome bebidas calientes y evite el consumo de alcohol; hace que el cuerpo pierda calor.
Concepción Molina Pérez
Enfermera especialista en Geriatría.
Bibliografía:
- Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG). Las personas mayores más vulnerables ante el frío. 9 de enero de 2018. Disponible en: https://www.segg.es/actualidad-segg/2018/01/09/frio-mayores-recomendaciones.
- Induráin Orduna S. Frío y tercera edad. Zonahospitalaria.com. ZHn21. ISSN 2253-9034. Disponible en: http://www.zonahospitalaria.com/frio-y-tercera-edad/.
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