En verano el ritmo de vida cambia, el buen tiempo y el calor invitan a realizar diferentes actividades en contacto con la naturaleza y el aire libre.

Para poder disfrutar de nuestras vacaciones es importante tener en cuenta una serie de consejos para prevenir problemas de salud.

ALIMENTACIÓN Y EJERCICIO

Hay que adaptar la alimentación para estar bien hidratados y evitar problemas gastrointestinales:

  • Realizar comidas ligeras con abundantes frutas y verduras bien lavadas.
  • Garantizar una correcta hidratación bebiendo agua con frecuencia (2 litros/día) aunque no se tenga sensación de sed, evitando bebidas alcohólicas, azucaradas y gaseosas.
  • Vigilar la conservación de los alimentos expuestos al calor teniendo especial cuidado cuando los transportamos de excursión o a la playa y con los alimentos más susceptibles como los lácteos, quesos y huevos crudos o poco cocinados. Se requiere una refrigeración adecuada en nevera portátil para evitar crecimiento de bacterias que puedan producir enfermedades.
  • Realizar actividad física de mayor intensidad durante las horas de menos calor, evitando la franja horaria de 12 a 17 horas. 


PROTEGERSE DEL CALOR

Exponerse al sol durante mucho tiempo o mientras realizamos ejercicio intenso puede producir pérdida de agua y sales que provoquen un golpe de calor. Los síntomas que aparecen son: aumento de la temperatura corporal (39°C o más), piel roja, caliente y seca, dolor de cabeza, mareo, náuseas, taquicardia e incluso pérdida de conocimiento que requiere atención sanitaria.

Para prevenir los golpes de calor hay que mantenerse bien hidratado, reducir la actividad física, protegerse del sol en lugares frescos y llevar ropa ligera, holgada y transpirable.

PISCINAS Y BAÑOS

Beber agua hidratacion verano Las zonas de baños son lugares que requieren especial atención:

  • Utilizar protección solar adecuada al tipo de piel y edad aplicándola al menos 30 minutos antes de la exposición y renovarla cada 2 horas y después de cada baño.
  • Se recomienda cubrir la cabeza con un sombrero o gorro en exposiciones prolongadas y utilizar gafas de sol homologadas.
  • Realizar una entrada progresiva al agua, sobre todo tras las comidas o la exposición prolongada al sol para no presentar alteraciones gastrointestinales.
  • Para prevenir los accidentes en el agua hay que respetar las normas de seguridad en las zonas de baño, comprobar la profundidad del agua antes de zambullirse para evitar traumatismos craneales o lesiones medulares, utilizar dispositivos de flotación para las personas que no saben nadar o mientras se practican deportes acuáticos de riesgo. Vigilar especialmente a los niños durante el baño y evitar bañarse tras ingerir alcohol o por la noche.
PERSONAS MÁS VULNERABLES

Las personas más vulnerables a las altas temperaturas y al efecto del sol que precisan especial cuidado son los niños, ancianos y personas con enfermedades crónicas.

En estos casos las recomendaciones son las mismas que para el resto de la población pero prestando mayor atención para que las cumplan:

  • Insistir en una adecuada ingesta de líquidos en personas mayores que no sienten sed. 
  • Ofrecer agua a menudo a los niños y a los bebés ponerlos al pecho con más frecuencia.
  • No dejar a nadie en un vehículo estacionado y cerrado, aunque sea por poco tiempo.
  • Mantener los medicamentos en un lugar fresco, sin exposición directa al sol para no alterar sus propiedades y comprobar que la medicación que se toma no aumenta la sensibilidad de la piel al sol. 
  • Si un anciano vive solo, pasar a visitarle o llamarle a diario.
  • Los enfermos crónicos deben consultar al médico ante cambios en su estado de salud.

Cristina Areta Cuesta
Laura López Suárez

Especialistas en Enfermería Familiar y Comunitaria.

Bibliografía: