La alergia en una reacción exagerada de nuestro sistema inmunitario ante determinadas sustancias. Dichas sustancias no son nocivas para la inmensa mayoría de la población, pero sí para las personas alérgicas a ellas. Las más frecuentes son al polen, los ácaros del polvo, algunos alimentos y el látex.

La exposición puede ser por múltiples vías: contacto directo, ingestión, inhalación…

Los síntomas son muchos y muy variados, tanto en intensidad como en localización. Los más comunes son:

  • Dermatológicos (sarpullido, dermatitis…).
  • Digestivos (diarreas y vómitos).
  • Respiratorios (rinitis, asma…).

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La reacción más grave de todas es la anafilaxia: afectación multiorgánica que puede comprender todo tipo de síntomas -incluida la obstrucción total de las vías respiratorias- lo que puede desencadenar la muerte de la persona que la sufre.


Es muy importante saber que el tipo de síntomas y su intensidad no depende de la concentración o cantidad de exposición, sino del tipo de respuesta inmunitaria que tenga la persona. Esto quiere decir que muy pequeñas cantidades (incluso trazas microscópicas) de la sustancia pueden desencadenar los síntomas, también los más graves.

El niño/a alérgica es un niño/a perfectamente sano/a si evita la sustancia alérgena.



ABORDAJE DENTRO Y FUERA DEL AULA

Las alergias son un tema que hay que abordar dentro y fuera del aula para prevenir consecuencias -tanto de salud como psicosociales- y garantizar la correcta integración del alumno/a alérgico dentro de la comunidad educativa, sin discriminación y sin estigmas.

Se trata de crear un ambiente seguro y de respeto para el alumno/a.

La labor educativa e informativa comprenderá a toda la Comunidad Educativa:

  • Profesionales.
  • Compañeros de aula y resto de alumnado.
  • El propio alumno/a alérgico.
  • Colaboración con la/las familias.
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Es imprescindible que todas las personas que intervienen con el alumno/a en el centro educativo (profesores, cuidadores de ocio y comedor, bedeles, resto de alumnado…) sepan detectar e intervenir adecuadamente ante una reacción alérgica. Para ello es recomendable que el centro elabore un protocolo individualizado para cada alumno/a, consensuado con sus padres o tutores legales, que contenga -por lo menos- los siguientes datos:

  • Nombre del alumno/a y datos personales.
  • Teléfono de contacto del adulto responsable.
  • Aula y espacios que frecuenta en el centro escolar.
  • Sustancia a la que es alérgico y listado de materiales y/o alimentos que la contienen o pueden contener.
  • Materiales y alimentos alternativos que sean seguros para ese alumno/a.
  • Síntomas que presenta.
  • Pautas de actuación individualizadas.
  • Medidas preventivas.
  • Si existe prescripción facultativa de medicación y/o adrenalina autoinyectable, se proporcionará a los profesionales la formación necesaria para su aplicación, así como información clara y precisa acerca de dónde se guarda.

Las fichas con dichos datos estarán en un lugar de fácil acceso para todo el personal, tanto del centro como externo a él pero que entra en contacto con el alumno (personal de la empresa de catering, monitores de tiempo libre…), sin olvidar que debemos cumplir la ley de protección de datos.

(En la siguiente entrada sobre este mismo tema se abordan las pautas de prevención, detección y actuación ante una reacción alérgica).

Paula Larumbe Oroz
Enfermera del Centro Público de Educación Especial Andrés Muñoz Garde (Pamplona)

Ana Durana Murillo (@DuranaAna)
Enfermera del Centro Público de Educación Especial Torre Monreal (Tudela)

Bibliografía y recursos de interés: